Fragmentos sin causa
Hoy abrí el cuaderno 4. No recordaba haberlo escrito.
Esto fue lo que encontré…
CUADERNO BORRADOR Nº 4 (manifiesto mínimo)
Este cuaderno fue encendido en el año 2025, en algún rincón improbable del planeta.Transmisión escrita para el vacío, para el eco, para lo que podría o nunca ser leído.
No fue escrito para lectores ni buscadores.
No responde, no explica, no pide ser entendido.
Es apenas un borrador lanzado al espacio:
un archivo en fuga,
una deriva de signos sin órbita estable,
una cápsula sin destino claro.
Si lo encontraste, seguí como si nada.
Fin del mensaje.
Fragmentos encontrados:
Fragmento 1:
Un pez de vidrio cruzó el pasillo.
Fragmento 2:
Mi sombra cambió de dueño.
Fragmento 3:
Los relojes comenzaron a toser.
(nota con tinta desvaída)
No hay causa. No hay efecto.
Solo cortes mal editados de un sueño con sarna.
Solo cortes mal editados de un sueño con sarna.
[escrito al margen]
El sentido es una superstición.
El caos, un arte sin escuela.
El sentido es una superstición.
El caos, un arte sin escuela.
acá no hay nada
Fin del fragmento encontrado.
No hay firma.
No hay fecha.
Madrugada, o algo parecido
Hoy soñé con una biblioteca circular.Cada libro tenía una tapa de espejo.
Me leía en cada uno, y cada uno me escribía a mí.
Al despertar, anoté:
“No quiero una historia feliz.
Quiero una historia que me aguante cuando lloro desordenado.”
Quiero una historia que me aguante cuando lloro desordenado.”
Me tenté de pegar etiquetas a los objetos de la casa:
Taza: “inestable emocional con bordes de confianza”
Mesa: “testigo inútil de intentos”
Ventana: “portal de escape o de entrada, según el viento”
Taza: “inestable emocional con bordes de confianza”
Mesa: “testigo inútil de intentos”
Ventana: “portal de escape o de entrada, según el viento”
Charlina me olfateó con desconfianza.
Tal vez ella sí sabe lo que estoy haciendo.
Tal vez ella sí sabe lo que estoy haciendo.
Día 18
Cada vez me doy más cuenta que esto de escribir es como hacer un pacto con la memoria. No quiero que todo se desvanezca sin dejar rastro. Este cuaderno es mi testigo mudo, mi confidente silencioso.Anoche soñé con el mar. No sentí el frío ni la arena, solo el ruido constante de las olas rompiendo. Un recordatorio de que, aunque parezca que todo está quieto, la vida sigue moviéndose debajo de la superficie.
Hoy el sol fue tímido, como si no quisiera dar todo de sí. Yo también.
Las horas se deslizan lentas, casi a escondidas, y me quedo mirando el reloj, buscando un signo, una señal.
Hay días en que la rutina es un peso y otros en que es un refugio. Hoy no sé cuál es cuál.
Me pregunto si alguien, en algún lugar, siente esta misma mezcla de calma y desasosiego, esta extraña danza que llamamos vida.
La tinta corre suave, y en ella dejo caer lo que no puedo decir en voz alta.
Quizás mañana esto sea un recuerdo, o tal vez un misterio sin resolver.
Por ahora, solo soy esta página en blanco que poco a poco se llena de mí.
Por ahora, solo soy esta página en blanco que poco a poco se llena de mí.
No sé si lo que escribo es cierto.
Pero es necesario.
Y eso alcanza para quedármelo.
A veces sueño con una casa donde todo lo que soy está acomodado en estantes.
Cada emoción, un frasco.
Cada recuerdo, un cajón.
Y yo camino por esa casa con una linterna.
No para ordenar. Solo para ver.
Solo para no olvidarme de que fui.
Siguiente cuaderno:
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No recordaba haberlo escrito.
Esto fue lo que encontré: